Alteraciones fisiológicas, hematológicas, bioquímicas e hidroelectrolíticas al participar en pruebas deportivas de larga duración (XV Edición Cicloturista Quebrantahuesos 2005)

  1. Cremades Arroyos, Daniel
Dirigida por:
  1. Enrique Serrano Ostariz Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Zaragoza

Fecha de defensa: 03 de diciembre de 2010

Tribunal:
  1. Jesús Fernando Escanero Marcén Presidente/a
  2. Alejandro Legaz Arrese Secretario/a
  3. Diego Moliner Urdiales Vocal
  4. Joaquín Reverter Masià Vocal
  5. Ignacio Ara Royo Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 299952 DIALNET

Resumen

Los objetivos de esta tesis fue el estudio de las las alteraciones hematológicas, bioquímicas e hidroelectrolíticas al participar en pruebas deportivas de larga duración y su relación con la edad y el rendimiento de los participantes. Además se estudió la asociación entre los cambios de agua corporal total con las alteraciones hematológicas, bioquímicas, electrolíticas y fisológicas. Se describieron los perfiles hematológicos, bioquímicos y electrolíticos de deportistas aficionados que tras un periodo de entrenamiento afrontan una prueba cicloturista de larga duración, así como su relación con la edad y el rendimiento en dicha prueba; y se analizó la composición corporal, las características antropométricas y fisiológicas de los participantes en una prueba cicloturista de larga duración, así como su relación con la edad y el rendimiento deportivo. Se analizó una muestra válida de 100 cicloturistas participantes en la XV Marcha Cicloturista Internacional Quebrantahuesos. Esta prueba ciclista fue escogida por la gran relevancia que tiene a nivel internacional, la dureza de la misma (200km y 9000m de desnivel acumulado) y las severas condiciones ambientales de calor en que se disputa. Los sujetos analizados proporcionaron información personal relativa a la preparación para la marcha en un cuestionario previo. Antes de la prueba deportiva se les sometió a una medición antropométrica, un análisis sanguíneo, un electrocardiograma, un ecocardiograma y una medición de presión sanguínea. En el análisis sanguíneo se tomaron las variables de la serie blanca, la serie roja, la bioquímica sanguínea, electrolitos y cortisol. Los sujetos fueron instruidos para que realizaran un conteo aproximado de la cantidad y tipo de líquidos que ingerían durante la prueba cicloturista. Este mismo análisis, junto con otro cuestionario relativo a la ingesta de líquidos y molestias físicas experimentadas durante la prueba, fue repetido conforme los sujetos finalizaban la marcha cicloturista. Se permitía la ingesta voluntaria de líquidos durante la prueba deportiva, pero se les pedía que se sometieran al análisis posterior antes de comenzar la restitución hídrica. Como conclusiones más relevantes destacamos que: - Los participantes en pruebas deportivas de largas duración muestran pérdidas de peso corporal significativas, a pesar de la libre ingesta y disposición de líquidos. Estas pérdidas de peso corporal son independientes del rendimiento realizado. -En los cicloturistas de más edad se observa una concentración de ACT menor. Según nuestros resultados, las pérdidas de ACT al participar en pruebas de larga duración, no dependen de la edad del deportista, al menos en edades entre los 20 y los 60 años. -Según nuestros resultados, el ejercicio físico prolongado y de cierta intensidad induce leucocitosis entre los ciclistas. Para una misma frecuencia cardiaca, observamos mayor grado de leucocitosis entre los cicloturistas que invierten más tiempo en completar la prueba. La secreción incrementada de cortisol (Sarmiento y Castañeda, 2002; Huey-June et al, 2004), cambios en la osmolaridad del plasma (McKenzie et al, 1999), las dietas ricas en carbohidratos (Nieman y Pedersen, 1999) o un nivel de entrenamiento deficiente (Brenner, 1998; Peters y Hall, 1994), parecen las causas más probables para la leucocitosis post-ejercicio en nuestra investigación. -El incremento de la concentración de hematíes, hemoglobina y del hematocrito al finalizar la marcha cicloturista está asociado a la deshidratación, aunque estas alteraciones se manifiestan independientemente de la cantidad de líquidos consumidos. El entrenamiento adecuado parece ayudar en la estabilidad de estos parámetros hematológicos frente a este tipo de esfuerzos. -Aunque la incidencia de hipernatremia post-ejercicio es mayor (30%), la prevalencia de hiponatremia es importante (5%) y puede incurrir incluso sin sobrehidratación en pruebas de muy larga duración si la reposición de Na es insuficiente o inadecuada durante el ejercicio. Estas alteraciones del Na no guardan relación con el rendimiento deportivo en pruebas cicloturistas. -El descenso de la concentración sérica del Magnesio que experimentan los cicloturistas no parece darse de manera aislada, sino que suele observarse una asociación con descensos en la concentración de otros electrolitos, especialmente del potasio y del calcio; esta depleción del magnesio puede contribuir a la aparición del estado de fatiga muscular. -No se observan alteraciones significativas del potasio sérico en este tipo de esfuerzo. Sólo en un pequeño porcentaje se alcanzan cifras fuera de los valores de referencia, y estos casos están relacionados con una sintomatología típica entre los cicloturistas como son los calambres, por lo que una reposición adecuada de potasio podría paliar esta molestia. -El índice de hipoglucemias registrado es preocupante por su incidencia y en algunos casos por su magnitud, alcanzando valores que podrían dañar el sistema nervioso central en sujetos no entrenados. -Los bajos niveles de glucemia sérica registrados al finalizar la prueba no se asocian a signos y síntomas propios del síndrome hipoglucémico. Esta observación hace pensar que los cicloturistas modifican el umbral de hipoglucemia, tolerando cifras de glucemia muy bajas. Según nuestra investigación, situaciones mantenidas de hipoglucemias moderadas y severas, experimentadas con relativa frecuencia en situaciones de entrenamiento y competición, podrían ser compensadas con los incrementos de las reservas de glucógeno del cerebro. -Existe un paralelismo entre el estado hídrico del cicloturista al finalizar la prueba y los niveles de creatinina. El fallo renal agudo inducido por el ejercicio es infrecuente, aunque es una complicación muy seria asociada con el ejercicio intenso y prolongado en ambientes de calor. Una hidratación adecuada durante y después del ejercicio prolongado parece ser la mejor prevención para evitar la necrosis tubular aguda. -Los sujetos peor entrenados y que invierten más tiempo en completar la prueba, así como los de edad más avanzada, son los más proclives a experimentar incrementos de la creatinina y de la urea sérica post-ejercicio. -La realización de esfuerzos aeróbicos submáximos de larga duración conlleva una importante alteración muscular reflejada por el incremento de la CK post-ejercicio. La magnitud de este cambio es menor entre nuestros ciclistas que los observados en otros estudios realizados con maratonianos y ultramaratonianos. Nuestros cicloturistas con peor rendimiento muestran CK más elevada; esto pudiera estar justificado por la mayor duración del esfuerzo o por un nivel de entrenamiento deficiente. Entre los cicloturistas no hay asociación entre la edad y las alteraciones de CK inducidas por el ejercicio. -Aunque el incremento de CKMB de nuestros ciclistas es significativo, estudios recientes asocian los incrementos de esta isoenzima a daño músculo-esquelético. Debemos mantener una línea abierta a la investigación mediante biomarcadores cardiacos más específicos y técnicas ecocardiográficas. -Se observa un descenso de la TAS y TAD después del ejercicio. El descenso de la TAS se observa en los sujetos mayores y menores de 40 años, pero el descenso observado en la TAD viene dado exclusivamente por los sujetos de más edad. -La frecuencia cardiaca media mantenida durante la prueba en los cicloturistas es alta. Este ritmo estará en torno al 83% de la FCmáx teórica. Las frecuencias cardiacas medias mantenidas por los cicloturistas de más y menos edad no son diferentes. Los valores absolutos y relativos de frecuencia cardiaca media son independientes del rendimiento alcanzado. -Según nuestros resultados, la tasa óptima de rehidratación durante una prueba deportiva de larga duración parece ser de 0,6-0,8 litros por cada hora de esfuerzo, mediante bebidas mineralizadas y carbohidratadas al 0,8%. Estas indicaciones coinciden con las recomendaciones de otros autores. Esta tasa no llega a reponer en muchos casos la totalidad de las pérdidas de ACT, pero mantiene unos altos niveles de rendimiento, atenúa las pérdidas de electrolitos y repone las mayores tasas posibles de glucosa sin incurrir en malestar estomacal o hiponatremia.