Correlatos neuroanatómicos del déficit de memoria episódica en personas mayores con deterioro cognitivo leve

  1. Atalaia da Silva, Kelly Cristina
Dirigida por:
  1. Mercedes Atienza Directora
  2. José Luis Cantero Lorente Director

Universidad de defensa: Universidad Pablo de Olavide

Fecha de defensa: 31 de enero de 2014

Tribunal:
  1. Fernando Diaz Fernandez Presidente/a
  2. Agnès Gruart Secretaria
  3. M. Ruiz Veguilla Vocal
Departamento:
  1. Fisiología, Anatomía y Biología Celular

Tipo: Tesis

Teseo: 353842 DIALNET lock_openRIO editor

Resumen

La enfermedad de Alzheimer (EA) es la forma más común de demencia y, en su forma esporádica, afecta sobre todo a personas mayores de 65 años. En España, un 8,2% de la población sufre esta enfermedad, cifra que podría triplicarse en el año 2050. Aunque la sintomatología se asocia con un metabolismo alterado de las proteínas beta-amiloide y tau, aún se desconocen cuáles son los factores que desencadenan tales alteraciones. Nos enfrentamos por tanto a una enfermedad sin tratamiento eficaz y de carácter terminal. Las evidencias sugieren que cuanto más temprana sea la intervención terapéutica más probabilidades habrá de ralentizar la progresión de la enfermedad, por lo que la búsqueda de biomarcadores tempranos se ha convertido en un reto para la neurociencia contemporánea. Tanto los pacientes diagnosticados con EA como las personas mayores no dementes que presentan deterioro cognitivo leve (DCL) ¿estadio considerado como la fase prodrómica¿ muestran cambios anatómicos en diferentes regiones del lóbulo temporal medial (LTM), lo cual explicaría la pérdida gradual de la memoria episódica, muy especialmente de la memoria asociativa. Pero esta relación no siempre es evidente, como ocurre con las atrofias localizadas en la corteza entorrinal y en la capa CA1 del hipocampo. Inspirados por estos resultados, el presente trabajo tiene un triple objetivo. En primer lugar, determinar en personas mayores con DCL de tipo amnésico (DCLa) la magnitud del deterioro de la memoria asociativa y el grado de reversibilidad cuando se introducen aspectos que facilitan la codificación y consolidación de nuevas asociaciones, como ocurre con la congruencia semántica del contexto en el que se codifican los eventos estimulares. En segundo lugar, determinar si las alteraciones de la memoria asociativa guardan relación con la integridad anatómica de diferentes estructuras del LTM como son la corteza entorrinal, subículum, Cornu Ammonis (CA) y giro dentado. Y por último, evaluar el impacto del genotipo ApoE4 sobre dicha relación, por ser este el principal factor de riesgo genético para desarrollar la EA. Los resultados han puesto de manifiesto que las personas con DCLa, y muy especialmente las portadoras del genotipo ApoE4, muestran una menor capacidad para establecer y/o recuperar nuevas asociaciones así como para beneficiarse de la congruencia semántica durante la codificación. Este déficit en la memoria asociativa correlaciona con cambios de volumen que afectan fundamentalmente a la corteza entorrinal, a la región CA1 del hipocampo y a la transición CA1-CA2, mientras que la incapacidad para beneficiarse del contexto semántico durante la codificación correlaciona con cambios de volumen en CA. Las diferencias de grupo en lo que a estas relaciones se refiere son independientes del genotipo ApoE. Estos resultados son congruentes con la idea de que el fenotipo cognitivo de la EA guarda una estrecha relación con la distribución topográfica de las lesiones cerebrales que anteceden al diagnóstico de la enfermedad. Además, abren nuevas perspectivas para mejorar nuestro conocimiento sobre los daños cerebrales que caracterizan a las fases prodrómicas de la EA, aspecto que podría tener implicaciones prácticas para el diagnóstico temprano de esta patología neurodegenerativa.