El flamenco como hecho escénicolas danzas tradicionales españolas en el origen de lo jondo
- BERGILLOS GOMEZ, JUAN FRANCISCO
- José Manuel Rico García Director/a
- Juan Montero Delgado Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Huelva
Fecha de defensa: 21 de junio de 2019
- Isabel Román-Gutiérrez Presidente/a
- Sergio Fernández Lopez Secretario/a
- Fernando Iwasaki Cauti Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Este trabajo es una revisión de los últimos estudios sobre la historia del flamenco, incluyendo una especial atención a lo que el autor ha bautizado como Nueva Teoría de la Historia del Flamenco, una tendencia que se inició en los años 70 del siglo pasado, a la que se adscribe Juan Vergillos, junto a otros tres investigadores como son Luis Lavaur, fundador de la tendencia, Gerhard Steingress y Faustino Núñez. Vergillos propone para esta tendencia la denominación de Nueva Teoría de la Historia del Flamenco, y esta se resume en la idea de que el baile flamenco es una evolución de las danzas tradicionales españolas, concretamente los llamados, a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, bailes nacionales, andaluces, de palillos o boleros. La aportación principal de este trabajo, además de sistematizar las contribuciones de esta Teoría, es proponer una novedosa distinción entre bailes boleros y Escuela bolera. Oficialmente, la Escuela Bolera no es, ni más ni menos, que los bailes nacionales españoles del siglo XVIII y, según esto, dichos bailes se habrían mantenido intactos desde entonces hasta hoy. Esto significa, como decimos a nivel oficial, que la Escuela Bolera es una tendencia de danza anterior y al margen del flamenco, con el que tendría algunas conexiones epidérmicas en el siglo XIX. Lo que Juan Vergillos propone en esta obra es que la Escuela Bolera y los bailes nacionales, de palillos, también llamados boleros, de los siglos XVIII-XIX, son realidades muy distintas. En esta obra se demuestra que algunas de las coreografías de la Escuela Bolera son de finales del siglo XX. También se aportan otros argumentos a favor de esta distinción. Lo cual, como decimos, choca frontalmente con la teoría que hoy se enseña en los conservatorios oficiales de danza y que se difunde, en general, por parte de las Instituciones españolas. De hecho, la hipótesis de Vergillos, que se alinea como decimos con las tesis de Lavaur, Steingress y Núñez, es que el flamenco es una derivación de los bailes nacionales, españoles, andaluces, de palillos, también llamados boleros, de finales del siglo XVIII y principios del XIX. El cambio de denominación, de bailes boleros a bailes flamencos, se produce hacia 1850 por la influencia de la gitanofilla, de carácter romántico, que se extiende en Europa, también en España, a principios del siglo XIX. En la cuarta y quinta décadas de ese siglo, en determinados ámbitos relacionados con la bohemia artística, flamenco va a ser sinónimo de gitano o, por mejor decir, de agitanado. Es por esto, por una moda romántica hacía los gitanos, que a los bailes hasta ese momento denominados como boleros empieza a llamárseles bailes flamencos. Vergillos da testimonio de este cambio de denominación, que no afecta tanto al repertorio y técnicas de bailes como a la manera de nombrarlos, examinando los textos de los viajeros y autores románticos, también de los costumbristas, en prensa y en libros, y del teatro breve musical de temática andaluza y flamenca de mediados del siglo XIX. Inserta los bailes flamencos, antes llamados boleros, en una tradición de danzas españolas que se inicia en el Renacimiento y el Barroco. Suspende la investigación a principios del siglo XX cuando la separación entre los bailes flamencos y los bailes de palillos queda claramente establecida.