Integrando escalas y métodos LTER para comprender la dinámica global de un espacio protegido de montañael Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

  1. Maria Begoña García
  2. Concepción López Alados
  3. Ramón Antor
  4. Jose Luis Benito Alonso
  5. Jesús Julio Camarero
  6. Fernando Carmena
  7. Paz Errea
  8. Federico Fillat
  9. Ricardo García-González
  10. José María García-Ruiz
  11. Maite Gartzia
  12. Daniel Gómez García
  13. Ignacio Gómez
  14. Penélope González-Sampériz
  15. Emilia Gutiérrez
  16. Juan José Jiménez
  17. Juan Ignacio López-Moreno
  18. Pilar Mata
  19. Ana Moreno
  20. Pedro Montserrat
  21. Paloma Nuche
  22. Iker Pardo
  23. Jesús Revuelto
  24. María Rieradevall
  25. Hugo Sáiz
  26. Pablo Tejero
  27. Sergio Vicente-Serrano
  28. Elena Villagrasa
  29. Luis Villar
  30. Blas Valero-Garcés
  31. Mostrar todos los/as autores/as +
Revista:
Ecosistemas: Revista científica y técnica de ecología y medio ambiente

ISSN: 1697-2473

Año de publicación: 2016

Título del ejemplar: La investigación y seguimiento ecológico a largo plazo (LTER)

Volumen: 25

Número: 1

Páginas: 19-30

Tipo: Artículo

DOI: 10.7818/ECOS.2016.25-1.04 DIALNET GOOGLE SCHOLAR lock_openAcceso abierto editor

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Resumen

Los espacios protegidos, por el hecho de albergar una gran geo-biodiversidad y asegurar una baja intervención humana, constituyen lugares muy adecuados para el seguimiento de organismos y procesos a escala ecológica, así como para la obtención de series temporales largas a escala geológica. En el marco de la red LTER-España, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (PNOMP) y el Instituto Pirenaico de Ecología-CSIC están impulsando estudios para la detección de cambios a distintas escalas mediante variados métodos y aproximaciones. Destacamos aquí los más consolidados, entre los que se encuentran los análisis de registros de sedimentos en lagos, espeleotemas en cuevas, la dinámica de uno de los pocos glaciares activos de la Península ibérica, el análisis físico-químico de aguas corrientes e ibones de alta montaña, el registro del cambio climático actual en árboles longevos, la afección que éste ejerce sobre masas actuales de pinos en el límite superior del bosque y de abetales en zonas húmedas, la matorralización de algunos pastos y los procesos mecanicistas que subyacen, la reorganización de la diversidad florística en pastos tras el abandono paulatino o drástico de la ganadería, la biodiversidad de las comunidades alpinas y la dinámica poblacional de especies amenazadas o indicadoras de hábitats o de motores de cambio global. Los seguimientos ecológicos actuales muestran que tanto el cambio climático como el de usos del suelo están teniendo una considerable trascendencia en la fisionomía y la estructura de algunos de los ambientes más icónicos y frecuentes del parque (deterioro del glaciar, termofilización de la flora en cumbres alpinas, densificación del bosque en su límite superior, pérdida de productividad en algunos pastos supraforestales, etc.). También sugieren una importante variabilidad espacial en los procesos (por ej. en el PNOMP conviven pastos matorralizados y pastos muy estables), y evidencian que los cambios observados no siempre siguen los paradigmas establecidos (por ej., las especies amenazadas mantienen dinámicas poblacionales estables). La integración de resultados parciales proporcionados por cada aproximación relativiza la importancia de las percepciones que cada estudio destaca por separado, y permite medir los cambios actuales en el marco de referencia de los cambios a escala geológica.Predecir la resistencia y resiliencia de los ecosistemas o las poblaciones de seres vivos para enfrentarse a los futuros cambios ambientales es complicado, no sólo por la falta de conocimientos disponibles sino también porque las respuestas que observamos no siempre son tan rápidas o lineales como se espera. La modelización constituye una herramienta cada vez más utilizada, pero requiere de evidencias reales para validar sus pronósticos, por lo que la observación de los procesos que actúan en el PNOMP ha de incluir un esfuerzo continuado de monitorización multiescalar y multidisciplinar de los distintos componentes de la geo, hidro-, crio- y biosfera, sin olvidar el componente humano. Entender la complejidad supone conectar las interacciones que existen entre todos los sistemas y ponderar sus efectos según las escalas de trabajo.