La proyección social del patrimonio arqueológico el yacimiento como recurso turístico

  1. Pérez-Juez Gil, Amalia
Zuzendaria:
  1. María Rosario Lucas Pellicer Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 2002(e)ko otsaila-(a)k 25

Epaimahaia:
  1. Carmen Fernández Ochoa Presidentea
  2. Joaquín Barrio Martín Idazkaria
  3. Eudald Carbonell Roura Kidea
  4. María Ángeles Querol Fernández Kidea
  5. Fernando Bayón Mariné Kidea

Mota: Tesia

Teseo: 90593 DIALNET

Laburpena

El trabajo de investigación presentado analiza la situación actual del patrimonio arqueológico y los usos que éste ofrece a la sociedad a través de su conversión en un producto turístico. Se parte del estudio del concepto de patrimonio arqueológico, presentado una serie de situaciones desde las que se reflexiona y ahonda en un figura escasamente analizada y definida. A partir de esta destrucción y reconstrucción del concepto, se ofrecen las alterantivas para su estudio y para la conversión de los frágiles y no renovables vestigios en destinos turísticos de calidad. Con ello se logran una serie de objetivos, tales como la educación, la sensibilización, la protección del patrimonio y sobre todo, la socialización del conocimiento científico de nuestro pasado. Sin embargo, ningún yacimiento arqueológico es igual a otro, por lo que es difícil ofrecer pautas uniformes para todos ellos. Lo que sí es posible es la sistematización de las formas de intervención para su conservación y la creación de figuras en función de las infraestructuras y mecanismos de accesibilidad creados en los mismos. Para que un yacimiento sea transformado de un recurso cultural a un productos turístico son necesarias la intervención en los restos y la interpretación de los mismos. Todos estos pasos se analizan detenidamente en la tesis doctoral a través del estudio de ejemplos concretos en España, Francia y Estados Unidos principalmente. Las conclusiones a las que se llegan son claras: no es posible conservar el patrimonio arqueológico sin la complicidad del ciudadano. Y esto sólo se logra a través de la inserción del patrimonio en los circuitos de ocio y educación de la sociedad contemporánea.