Música barroca en los monasterios de la concepción de quito e ibarraestudio y análisis del repertorio

Laburpena

Esta tesis doctoral tiene como objetivo principal el estudio y análisis de los dos primeros documentos de música barroca descubiertos en la antigua Presidencia de Quito: Los Cartapacios de la Concepción de Quito, conformados por diecisiete libretes de música religiosa con texto latino, que datan de los últimos años del siglo XVI y primera mitad del siglo XVII y que reposan en la biblioteca del Monasterio de la Concepción de Quito; y el Libro de música barroca de Ibarra, que incluye un repertorio de composiciones sacras con texto romance, dentro de un marco cronológico, que abarca aproximadamente desde 1672 a 1713 y que perteneció al desaparecido Convento de la Concepción de Ibarra en Ecuador. En el Real Monasterio de Nuestra Señora de la Concepción de Quito, hemos hallado, diecisiete cartapacios, donde se pueden ver las partes de obras musicales para tres y cuatro coros, en este repertorio, vemos que dejaron una muestra de su trabajo musical, tres mujeres compositoras, que firmaron sus obras con seudónimos como: La Chomba, La Garapiña, y La Chiso. Sus composiciones se conservan __incompletas__ en la biblioteca de este convento, permaneciendo desconocidas hasta el día de hoy. Los trazos, la notación utilizada, y la técnica compositiva, nos revelan un dominio de estas compositoras en el arte musical, codeándose al mismo nivel de complejidad que el empleado por: Mateo Romero o Carlos Patiño, maestros de la Capilla Real de Madrid. En el Archivo de la Diócesis de Ibarra, hemos ubicado un libro de música, __compilación y encuadernación realizada por el Lcdo. Jorge Isaac Cazorla en 1992__, compuesta por villancicos, chanzonetas y tonos que pertenecieron al desaparecido Convento de la Concepción de Ibarra, donde aparecen varios obras musicales de Fray Manuel Blasco. Entre las características que encontramos en todas estas obras, están, el uso del formato de la «policoralidad», el uso de instrumentos musicales, que doblan y responden a las voces, «estilo concertato», y el empleo de solos o dúos, que contrastan con los bloques sonoros corales, «melodía acompañada», mostrándonos la riqueza musical que se cultivo en el mundo hispánico del barroco.