El Trastorno de estrés postraumático en mujeres que sufrieron violencia sexual en edades comprendidas entre los 3 y los 20 años.

  1. Sepúlveda García de la Torre, Angeles
Dirigida por:
  1. Ignacio Gómez de Terreros Sánchez Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Sevilla

Fecha de defensa: 14 de marzo de 2011

Tribunal:
  1. Montserrat Gómez de Terreros Guardiola Presidente/a
  2. Concepción Nieto-Morales Secretaria
  3. Antonio García de Gálvez Vocal
  4. Josefa Aguayo Maldonado Vocal
  5. Miguel Lorente Acosta Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 313260 DIALNET lock_openIdus editor

Resumen

Los estudios realizados sobre violencia sexual contra mujeres y menores constatan que producen graves consecuencias psicológicas a corto y a largo plazo; en el caso de menores, muchas secuelas pueden perdurar hasta la edad adulta. El trastorno de estrés postraumático (TEPT) ... es señalado como uno de los principales efectos de la violencia sexual; su desarrollo y gravedad dependen de múltiples variables relacionadas con la víctima, su entorno, las características del agresor y la situación de abuso. El presente trabajo tiene como objetivo general profundizar en el conocimiento del impacto que tiene la violencia sexual contra mujeres, cuando la victimización sucede en menores de 20 años, a través de la evaluación del TEPT en las víctimas, analizando las características sociodemográficas de éstas y las circunstancias de la agresión, en comparación con mujeres que fueron victimizadas siendo mayores de 20 años. La obtención de la muestra se hizo de manera intencional bajo unos determinados criterios de inclusión y exclusión, entre los años 2002 y 2007. La población objeto del estudio se formó con 61 mujeres, entre 16 y 35 años, procedentes de Sevilla (capital y provincia), que fueron víctimas de violencia sexual en algún momento de su vida y acudieron a pedir ayuda a los servicios de Amuvi. Todas ellas debían firmar el consentimiento voluntario para la investigación y en todos los casos. No se incluyeron en la investigación mujeres que padecieran enfermedad psiquiátrica, discapacidad, abuso de alcohol o drogas, ni tampoco las que habían sufrido cualquier tipo de acontecimiento o situación estresante grave en los 3 años anteriores a la evaluación o estaban sometidas a situaciones estresantes crónicas, ni las que hubieran realizado cualquier terapia. La metodología de trabajo constituye un estudio analítico observacional de cohorte retrospectivo. A las participantes se les realizó una entrevista semiestructurada para conocer los datos sociodemográficos y las variables relativas a la agresión; para evaluar los síntomas y la gravedad del TEPT se les aplicó la Escala de Gravedad de Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático (Echeburúa et al., 1997). El estudio estadístico se realizó con el paquete Spss 17.0 para Windows. El análisis entre variables cualitativas se hizo mediante tablas de contingencia y se utilizó la prueba Chi-Cuadrado, o bien los métodos no asintóticos de Montecarlo y la prueba Exacta. La interpretación de las tablas se efectuó mediante los residuos tipificados corregidos. Tras realizar el primer estudio general de las variables, los siguientes análisis se realizaron sobre la muestra dividida según la edad que tenían las participantes cuando sufrieron la VS -antes y después de los 20 años-; y según la frecuencia del estresor, basada en la tipología de Terr (1999, citado en INDEPSI, 2009), esto es, violencia sexual ocasional o puntual -estresor tipo I de Terr-, y violencia reiterada -estresor tipo II de Terr-. Los resultados del estudio muestran un grupo mayoritario (77,7%) de mujeres menores de 31 años (principalmente entre 16 y 25 años), con una mayor prevalencia en el nivel educativo de estudios secundarios, nivel socioeconómico medio-bajo y residentes en zonas urbanas. La actividad laboral más frecuente en las participantes es la de estudiante y algo más de la mitad (55,7%) refiere no tener pareja estable. El lugar donde sucedieron los hechos se distribuye de forma similar entre el medio rural y el urbano. En el 80% de los casos, la VS es perpetrada por familiares o conocidos de la víctima, el acto sexual más frecuente es la penetración (destacando la vaginal) y en la mitad de los casos no existe violencia física, siendo la estrategia del agresor el engaño, la seducción y la prevalencia de poder. La existencia de otros actos agresivos se encuentra en el 39,3% de la muestra y tienen consecuencias físicas graves en un 13 % de los casos. La frecuencia en el tiempo con la que sucedieron los hechos es un 49,2% de manera puntual y un 50,8% reiterada. La falta de denuncia y el escaso apoyo institucional presentan ligera mayor prevalencia (59%) que el apoyo institucional adecuado La mitad de las mujeres de la muestra, el 50,8%, afirma haber tenido apoyo familiar, mientras que un 49,2% mantiene que la familia desconocía el hecho o no hubo apoyo. La VS se muestra como un estresor que da lugar, desde una perspectiva dimensional, a sintomatología postraumática grave relacionada con el TEPT en el 85,2% de las participantes. El cuadro clínico muestra que la mayor prevalencia de los aspectos nucleares se encuentra en las respuestas de aumento de la activación (arousal), seguida de la reexperimentación de la experiencia vivida y por último la evitación conductual y cognitiva de los lugares o situaciones asociados al hecho traumático junto al embotamiento emocional. Con las relaciones significativas encontradas en nuestro estudio, se pueden establecer, de forma univariante, perfiles de victimización según edad en que la mujer sufrió la VS (antes y después de los 20 años de edad) y frecuencia del estresor (reiterada y puntual). Existen coincidencias entre los dos grupos de perfiles de victimización, que relacionan la VS antes de los 20 años con el perfil de reiterada, y la VS después de los 20 años, con el perfil de puntual. En estos perfiles encontramos sintomatología postraumática grave relacionada con el TEPT. En las mujeres que sufrieron la VS cuando eran menores de 20 años, según el tipo de estresor se pueden perfilar: VS puntual (estresor tipo I de Terr): la ocupación más prevalente es estudiar, el agresor es desconocido, utiliza para doblegar a la víctima, la violencia y/o intimidación, siendo las consecuencias físicas de los hechos moderadas y graves. Existe apoyo familiar y es adecuado; el tiempo que transcurre desde que sucede la agresión hasta que las víctimas acuden a la asociación Amuvi, es menor de 6 meses. La intensidad y gravedad de los síntomas del TEPT son mayores que en VS y prevalece la activación dentro de su perfil clínico. VS reiterada (estresor tipo II de Terr): el agresor es conviviente o familiar, con una diferencia de edad de más de 12 años con la víctima, que utiliza como estrategia el engaño, la seducción o la prevalencia de poder; no hay consecuencias físicas para la víctima o son muy leves. El apoyo familiar es inexistente y/o inadecuado y el tiempo que transcurre desde que sucede la agresión hasta que las víctimas acuden a la asociación Amuvi, es mayor de 6 meses, incluso pasan años. La sintomatología postraumática es ligeramente menor en intensidad y gravedad que en VS puntual y prevalece la reexperimentación dentro del perfil clínico. Se concluye que la edad en la que acontece la VS, por sí sola, no es determinante para el desarrollo y gravedad de la sintomatología postraumática. Los diferentes elementos que componen la VS, son factores que, actúan interrelacionados unos con otros, modulando la respuesta postraumática. La frecuencia del estresor es un elemento que incide en el impacto psicológico.