La calidad intrínseca del trabajo en las sociedades de servicio. Aproximación teórica y empírica al análisis de la calidad laboral desde la construcción de un Índice de Calidad Intrínseca del Trabajo

  1. Cascales Mira, María
Dirigida por:
  1. Eduardo Bericat Alastuey Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Sevilla

Fecha de defensa: 28 de septiembre de 2020

Tribunal:
  1. Luis Enrique Alonso Benito Presidente/a
  2. Ildefonso Marqués Perales Secretario
  3. Adrián Scribano Vocal
  4. Josefa Rosa Marrero Rodríguez Vocal
  5. Antonio Martin Artiles Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 631267 DIALNET lock_openIdus editor

Resumen

La calidad del trabajo es una dimensión clave en las sociedades actuales, ya que influye en la salud y el bienestar de los individuos (Gallie, 2009; OCDE, 2013). Esto es debido a que la naturaleza de las condiciones de empleo tiene consecuencias vitales para la capacidad de los individuos (Gallie, 2009; Kalleberg, 2011; Green, 2006). El trabajo no es solo un salario a final de mes, es también la posibilidad de autodesarrollo y de generar un sentido de utilidad social (OCDE, 2013). Las nuevas formas de organización del trabajo, la introducción de prácticas de intensificación de la actividad y la flexibilización de las condiciones laborales, introducidas a partir de los años ochenta, suponen nuevos desafíos para la calidad del trabajo (Green, 2004; Green, 2006; Gallie, 2007). Con la introducción de estos cambios la orientación intrínseca ha adquirido una mayor importancia en los estudios de calidad, se ha comprobado la fuerte vinculación entre el contenido del trabajo y el bienestar de los individuos (Eurofound, 2014, 2016) y la importancia que tienen las características intrínsecas en términos de competitividad en la economía de servicios (Gallie, 2007). Las características consideradas "intrínsecas" son las que se centran en la naturaleza de la propia actividad (control en el trabajo, utilidad social, interacciones de calidad, el grado de intensidad, etc.), mientras que las "extrínsecas" describen las consecuencias del trabajo como el salario o la promoción (Melvin, 1967). A partir de los años noventa, los organismos internacionales se hacen eco de la preocupación no solo de crear empleo sino de crear mejor empleo, y surgen una serie de propuestas basadas en la elaboración de índices y sistemas de indicadores para medir la calidad del trabajo, con cierta ausencia de la orientación intrínseca. Con el objetivo de enriquecer este campo de estudio hemos construido un nuevo modelo de medición de la calidad: un Índice de Calidad Intrínseca del Trabajo. Dos aspectos fundamentales del índice: los indicadores están orientados al trabajador y se basa en los principales componentes del bienestar. El resultado es un índice compuesto por cuatro dimensiones clave: Autonomía, Interacción, Sentido e Intensidad. Cada una de ellas se corresponde con los componentes principales de la eudemonia o bienestar: la Autonomía permite satisfacer la necesidad de Autenticidad (que es la posibilidad de expresar el yo); las Interacciones permiten satisfacer la necesidad de relaciones sociales y Apoyo Social; el Sentido en el trabajo, basado en la utilidad social y la realización de un trabajo bien hecho, permite satisfacer la necesidad de Reconocimiento (que se basa en generar metas más allá del “yo”); y el grado de Intensidad en las tareas, que se traduce en las Demandas requeridas, que en ciertos niveles repercuten positivamente en el desarrollo de la actividad. La metodología que hemos empleado es cuantitativa y se basa en la operacionalización de un índice compuesto a través de un Análisis de Factor Común, y su validación mediante Análisis Factorial Confirmatorio. Se ha comprobado la validez, fiabilidad y robustez del modelo. La principal base de datos que hemos utilizado es la European Working Conditions Survey (2015), ya que frente a otras encuestas incluye una gran batería de ítems sobre características intrínsecas del trabajo. Este índice nos ha permitido medir los países de la UE y colectivos más expuestos al trabajo de baja calidad. Los países que han obtenido las puntuaciones más bajas se enmarcan en el modelo mediterráneo, Italia, Grecia y Chipre. En relación a los colectivos, son las clases sociales del “proletariado industrial” y del “proletariado de servicios” las que presentan peor puntuación en calidad intrínseca, menor autonomía, mayor intensidad laboral y un bajo sentido de utilidad social y reconocimiento. Las clases sociales situadas en las posiciones inferiores no solo tienen un menor acceso a los recursos económicos, sino también a recompensas intrínsecas en el ámbito laboral.