La enfermedad de un políticoEl Síndrome de Hubris

  1. María del Carmen Calderón Berrocal
Revista:

ISSN: 2341-4863

Año de publicación: 2024

Volumen: 1

Número: 11

Páginas: 289-304

Tipo: Artículo

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Resumen

El poder puede acarrear a quienes lo ostentan una segura enfermedad que se da especialmente en las personas que ya de por sí son narcisistas, estamos ante el Síndrome de Hubris. Es cierto, en muchos casos, esa aseveración que frecuentemente hemos tenido oportunidad de escuchar: el poder envenena y corrompe a las personas. Pues sí, entra en el organismo como si de asbestos se tratase y produce cáncer, pero cáncer moral. El síndrome de Hubris viene a producir una patología en la personalidad, una patología en la psique de una persona, que será verdugo y víctima al mismo tiempo, esta afectación será más grave en orden directo a la soberbia que el personaje en cuestión pueda ostentar y a su grado de narcisismo. Esta es la razón de que se limiten los cargos de presidencia en cualquier ámbito (político, empresarial, colegial, etc.) a cuatro o cinco años, tratando de impedir que la reelección llegue a una persona a ostentar el cargo durante ocho años seguidos. La exposición durante largo tiempo de un determinado individuo al poder y a la sensación de omnipotencia termina produciendo en el individuo, sobre todo si va algo sobrado de sí mismo, el llamado Síndrome de Hubril.